Me dirigía a mi abuela. Ella
estaba en un cuarto de hospital. Yo subía las escaleras con una niña pequeña en
brazos. No era mía, pero necesitaba de mis cuidados. Entraba a un cuarto donde
no encontraba a mi abuela. Y la niña reía, y yo fui solidaria. Me dormí y
desperté dentro del sueño todavía. Y buscaba a mi abuela, la buscaba por los
pasillos. Y me topé con Aurora. Ella sí la había encontrado. Y me dio
indicaciones, no de buena fe, para llegar a un cuarto de hospital que nunca
nadie vio.
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